Nuestro asociado senior del Grupo Derecho Público y Mercados Regulados, Ramiro Araya, conversó con Diario Financiero donde se refirió a la sostenibilidad como principio consolidado y requisito esencial para avanzar en proyectos mineros.
Dejó de ser un elemento accesorio y se transformó en un criterio de negocio: desde los acuerdos con comunidades hasta la trazabilidad ESG, el foco sostenible hoy condiciona fusiones, financiamiento y la continuidad de faenas.
Los últimos movimientos empresariales en la industria minera, como la jugada Anglo-Teck, o Codelco con SQM, están marcando las nuevas reglas del juego y un termómetro de lo que está pasando: está saliendo a relucir el protagonismo de la sostenibilidad y la licencia social para poder operar y avanzar.
La reciente fusión de Anglo American y Teck, que apunta a crear un gigante global del cobre, busca apalancar las capacidades técnicas, sustentables, de protección del medio ambiente de ambas compañías, mientras que Codelco con SQM dieron un paso clave en el acuerdo para extender la explotación del salar de Atacama, tras concluir la consulta indígena y hacer modificaciones como destinar recursos para las comunidades y el desarrollo local del sector, lo que da cuenta de que estos aspectos son igual o más relevante que otros.
La directora del Observatorio de Sostenibilidad de la Facultad de Economía y Negocios de la U. de Chile, Reinalina Chavarri, comenta que no son movimientos casuales y que hay tres ámbitos donde la minería está moviendo la brújula.
‘Hay una regulación más exigente; una co-gobernanza entre el Estado y privados, donde podemos observar contratos o alianzas que incluyen metas ESG como SQM-Codelco; la fusión Anglo-Teck con activos en Chile o la escala para financiar CAPEX en agua, energía y relaves. En tercer lugar está la trazabilidad, donde la licencia es un desempeño socioambiental diferente al crecimiento y con oportunidades de acceso a carteras con mejor perfil ESG’, dice la especialista.
Chavarri añade que la sostenibilidad dejó de ser una licencia blanda: ‘En litio y cobre, por ejemplo, Chile ya define contratos, socios y permisos; influye en el costo de capital y en la búsqueda de una permanente aceptabilidad social. Las compañías que conviertan agua, energía, relaves y gobernanza comunitaria en ventajas operativas medibles serán las que capturen mejor el súper-ciclo de cobre/litio que viene’.
La socia líder de servicios de cambio climático y sostenibilidad de EY Chile, Pamela Méndez, indica que los temas como gestión ambiental, licencia social para operar y cambio climático están dentro de los primeros lugares de riesgo en los últimos años, ‘lo que demuestra el vínculo y la importancia entre esta industria y la sostenibilidad’.
Competencia
Las fusiones, alianzas o trabajo conjunto, destaca la ejecutiva de EY, suponen compromisos ambientales relevantes para mitigar el impacto ambiental aunando esfuerzos, tecnologías, valores, conocimientos de los territorios y comunidades: ‘Una fusión en minería sin duda responde a la presión de los inversionistas en el sentido de mejorar producción, pero con altas condiciones y estándares como lo requieren los marcos regulatorios nacionales e internacionales’.
Chavarri añade que son estructuras contractuales regulatorias de mercado y que obligan a demostrar resultados: ‘Lo anterior, solo es posible con estrategias de negocios sostenibles, evitando estrategias o duplicidades complementarias del negocio’. Indica que Chile compite con Australia y Canadá y ‘si no demuestra estándares ambientales altos, pierde capital y mercado, especialmente, en un tablero geopolítico o geoeconómico de bloques’.
La licencia social está siendo un factor cada vez más relevante: ‘Sigue siendo una prioridad en la agenda de la industria minera, así como el relacionamiento con todas las partes interesadas, incluyendo a los pueblos originarios’, indica Méndez, porque aquello le da viabilidad al negocio ‘pero también confianza y transparencia de la industria’.
Por su parte, el asociado senior del grupo de Derecho Público y Mercados Regulados de Albagli Zaliasnik (az), Ramiro Araya, advierte que es un principio consolidado e insoslayable para todos los actores: ‘Las empresas son conscientes de su rol social y lo han integrado como parte importante de su cultura organizacional; han comprendido que la preocupación por el cuidado del medio ambiente y el desarrollo local es una condición esencial para lograr la licencia social’. Con ello, dice que se ‘evita dilaciones en la tramitación de permisos y reduce significativamente los costos de inversión‘.
Desafíos
Si bien son aspectos que están muy en boga, aún hay márgenes para seguir progresando.
Chavarri acota que mientras algunos actores de la industria indican que la vara de sostenibilidad aumentó, ‘el desafío es homogeneizar estándares y métricas porque los límites de los ecosistemas son límites planetarios, no solo administrativos, y esto exige pensar en una estrategia de desarrollo país que asegure no solo el producto sino la confianza y legitimidad social’.
Araya indica que contribuirá también que el Estado ofrezca certeza jurídica que ‘permita a los inversionistas embarcarse en proyectos de gran envergadura bajo reglas claras, que concilien de manera eficiente el crecimiento económico, la preservación del medio ambiente y la protección de los derechos fundamentales de las personas‘.