Los invitamos a leer la columna escrita por nuestra directora Legal & Business, Stephanie Cruz, donde abordó tres claves para construir un portafolio empresarial resiliente a propósito de la discusión por el proyecto de la ley que crea la Agencia del Financiamiento e Inversión para el Desarrollo.
En los últimos días, el Senado retomó la revisión del proyecto de ley que crea la Agencia del Financiamiento e Inversión para el Desarrollo (Afide), la cual ofrecerá a las empresas nuevos instrumentos de financiamiento para proyectos de innovación y adopción tecnológica. Es una gran noticia, sin duda, ya que aumentar los fondos para iniciativas es vital para el crecimiento de nuestro país. Sin embargo, al mismo tiempo que incrementamos las inversiones, es vital que estas sean resilientes.
Actualmente, enfrentamos un entorno económico marcado por la volatilidad financiera, la inflación y la incertidumbre geopolítica. En este escenario, las empresas chilenas se encuentran con un desafío estratégico: cómo invertir sus recursos para asegurar no solo rentabilidad, sino también resiliencia. Para avanzar con ese foco, las compañías deben impulsar tres acciones fundamentales: diversificación, sostenibilidad real y visión de largo plazo.
Respecto de la primera acción clave, tradicionalmente, los excedentes empresariales se han concentrado en depósitos bancarios o instrumentos de renta fija de bajo riesgo. Sin embargo, esta estrategia es insuficiente frente a un mercado global que cambia rápidamente. Diversificar hacia activos alternativos -infraestructura, capital de riesgo, bienes raíces sostenibles o fondos ligados a energías renovables- no solo abre nuevas oportunidades de rentabilidad, sino también ofrece mayor solidez frente a ciclos adversos. El BID estima que América Latina necesitará inversiones en infraestructura equivalentes al 3,1% del PIB anual hasta 2030 para sostener su crecimiento, lo que abre espacio para que el sector privado participe en proyectos estratégicos que combinan impacto y retorno.
En segundo lugar, las empresas deben hoy incorporar los criterios ESG de forma genuina. Ya no se trata de cumplir con regulaciones o “pintar de verde” un portafolio. Integrar criterios ESG es hoy una ventaja competitiva concreta. Un estudio de la Bolsa de Comercio de Santiago mostró que los criterios medioambientales, sociales y de gobernanza son importantes para el 88% de los inversionistas. Por lo tanto, para las organizaciones, cada peso invertido con criterios de sostenibilidad no solo reduce riesgos reputacionales y regulatorios, sino que también se traduce en mejores resultados financieros.
La tercera acción clave es pensar a largo plazo y alinear las inversiones con tendencias globales. La transición energética, la digitalización, la economía del hidrógeno verde y la electromovilidad son algunos de los sectores que marcarán el desarrollo económico en las próximas décadas. En Chile, donde contamos con ventajas naturales únicas -como el cobre y el litio para la transición energética, no basta con reaccionar: se requiere anticipación y la capacidad de posicionarse estratégicamente en estos mercados.
Hoy más que nunca es de gran relevancia que las empresas chilenas avancen estos tres aspectos críticos, porque la resiliencia financiera empresarial ya no se mide solo en utilidades inmediatas, sino que en la capacidad que tienen las compañías para prosperar en medio de la incertidumbre.
Columna escrita por:
Stephanie Cruz | Directora Legal & Business | scruz@az.cl