Nuestro socio Eugenio Gormáz conversó con Diario Financiero sobre el impacto que ha tenido el Protocolo de Madrid para internacionalizar marcas locales.
El sistema que permite presentar una solicitud de registro internacional de manera centralizada ha simplificado el trámite para las empresas nacionales, pero expertos alertan que aún no se estaría aprovechando del todo.
En julio se cumplirán tres años del funcionamiento del Protocolo de Madrid en Chile, un sistema que permite presentar una solicitud de registro internacional de marca o producto de manera centralizada, a través de un sistema administrado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI).
En este período, esta implementación ha permitido a empresas chilenas el acceso a mercados internacionales de forma más sencilla, económica y eficiente, al poder registrar sus marcas en hasta 130 países mediante una única solicitud, en un solo idioma y pagando una sola serie de tasas.
‘Se trata de una herramienta que va en directo beneficio para la competitividad de los exportadores nacionales, ya que protege sus activos intangibles, que son clave para la diferenciación en mercados globales’, explica el director nacional del Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (Inapi), Esteban Figueroa, y dice que también brinda un valor agregado a la estrategia de internacionalización de productos con identidad local, lo que permite una expansión más ágil y segura en economías extranjeras.
Es así que, según cifras de Inapi, ya son más de 160 las solicitudes de marcas nacionales que han ingresado a través de esta herramienta. ‘A medida que más empresas aprovechan este sistema, Chile consolida su imagen como un país que promueve la innovación y la protección efectiva de los derechos de sus emprendimientos y exportaciones’, asegura Figueroa.
El socio de la firma Sargent & Krahn, Cristián Barros, considera que este sistema ha sido beneficioso para pymes y startups, al simplificar y abaratar el proceso de internacionalización masiva de sus marcas. ‘Con la implementación de este protocolo es posible proteger una marca en múltiples países mediante una sola solicitud, lo que representa un ahorro en tiempo y costos administrativos.
Asimismo, permite tener el control administrativo posterior de la marca comercial en forma centralizada, lo cual también construye un beneficio en el mediano plazo para estas empresas’, indica Barros, y estima que este acceso más ágil y eficiente a mercados extranjeros es clave para aquellos negocios que están en etapas tempranas de crecimiento, aunque alerta que el impacto del protocolo todavía es ‘acotado’.
Barreras
Una mirada más crítica del sistema tiene el socio líder del
Grupo IP, Tech and Data de
Albagli Zaliasnik (az),
Eugenio Gormáz, quien comenta que aunque el
Protocolo de Madrid fue presentado como una gran oportunidad para que las pymes y startups pudieran registrar sus marcas en el extranjero, en la práctica,
su impacto ha sido bastante limitado para este segmento de empresas.
‘Muchas de estas empresas no tienen la capacidad financiera ni un afán o estrategia de internacionalización lo suficientemente desarrollado. En este sentido, pensar que con una sola solicitud internacional vía protocolo se soluciona todo el tema marcario es erróneo‘, expresa Gormáz, y añade que, aún entendiendo que pueden existir pymes y startups que se hayan beneficiado puntualmente de este sistema, cree que el impacto en ellas ‘ha sido considerablemente menor a las estimaciones originales’.
El socio del área de Propiedad Intelectual de Alessandri, Rodrigo Ortúzar, concuerda con esta lectura y complementa que, mientras Chile recibe miles de requerimientos anuales de solicitantes extranjeros que desean proteger sus marcas en el país, las solicitudes de empresas chilenas no van a la par. ‘La mayor barrera es el tiempo que toman los registros del Protocolo de Madrid.
Los países pueden tardar hasta 18 meses en revisar una solicitud, más los dos o tres meses que demora la OMPI en revisar inicialmente. Esto hace que sea poco práctico’, aclara, e indica que las empresas prefieren seguir con el sistema tradicional de registrar país por país (aunque nene un mayor costo) y así no esperar casi dos años. Concretamente, desde la entrada en vigencia del protocolo, el país ha recibido 13.347 solicitudes de marcas internacionales, revelan datos de Inapi, lo que contrasta con las más de 160 solicitudes de marcas nacionales ingresadas a través de este sistema.
Sin embargo, para el director nacional del organismo, esta asimetría entre las solicitudes no representa un problema, sino que muestra que el país se está consolidando como un mercado atractivo y relevante para empresas extranjeras que buscan proteger sus marcas y establecer presencia comercial en Chile.
‘Desde la perspectiva del sistema de propiedad industrial, este alto número de solicitudes refleja confianza en las instituciones chilenas, y en particular en Inapi, como un organismo que está alineado con los estándares internacionales’, reflexiona Figueroa.