Los invitamos a leer la carta al director de nuestro asociado senior del Grupo Corporativo, Vicente Martínez, sobre el uso de la Inteligencia Artificial en los servicios legales.
Señor Director:
Recientemente se conoció el caso de una Big Four que admitió haber utilizado inteligencia artificial para elaborar un informe para el gobierno australiano, el cual resultó contener errores significativos. Este episodio dejó una pregunta abierta: ¿estamos confiando demasiado en la tecnología para tareas donde el criterio humano es aún necesario?
El caso anterior contrasta con los avances que se están viendo en el uso de IA en los servicios legales. El más reciente ejemplo es el Contract Data Agent de OpenAl, un agente de IA capaz de transformar contratos en bases de datos estructuradas, identificando cláusulas, fechas y riesgos relevantes. Es una promesa potente: liberar a los abogados del trabajo repetitivo para que puedan concentrarse en el análisis estratégico, la negociación y la toma de decisiones. Sin embargo, esa promesa también plantea dilemas. ¿Qué ocurre cuando una herramienta de IA comete un error en un contrato millonario? ¿Quién responde por el daño? ¿El abogado, la empresa que desarrolló el modelo, o ambos? La responsabilidad profesional no puede delegarse en un algoritmo.
La inteligencia artificial aplicada al derecho tiene un futuro brillante, siempre que sepamos integrarla con criterio. Usarla para revisar, ordenar o clasificar documentos puede ser transformador; delegarle la toma de decisiones sin supervisión, en cambio, puede ser peligroso. La lección que nos deja el caso de la consultora no es desconfiar de la IA, sino aprender a convivir con ella con inteligencia y límites claros.
Carta escrita por:
Vicente Martínez | Asociado Senior Grupo Corporativo y Negocios | vmartinezw@az.cl



