Los invitamos a leer la columna escrita por nuestro socio Eugenio Gormáz, donde abordó la importancia de una vigilancia marcaria activa y preventiva una vez ya registrada en INAPI.
El comercio electrónico, las redes sociales y los marketplaces han generado un escenario en el que la exposición de las marcas es global y continua, lo que aumenta la probabilidad de usos no autorizados.
Una parte importante de personas, ya sean naturales o jurídicas, cae en el error de asumir que, una vez registrada una marca, concluye toda “obligación” vinculada a su protección. Lo cierto es que, aun cuando una marca esté inscrita en el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual (INAPI), subsiste el riesgo de que terceros presenten nuevas solicitudes de registro de marcas idénticas o semejantes para productos o servicios. Si estas solicitudes son aceptadas por la autoridad sin que medie oposición, pueden derivar en conflictos jurídicos que van desde disputas administrativas hasta litigios complejos.
En este contexto, es fundamental implementar un sistema de vigilancia marcaria. Esta herramienta consiste en monitorear de manera periódica las nuevas solicitudes que se presentan ante el INAPI, con el objetivo de detectar posibles conflictos con marcas previamente registradas. La vigilancia temprana permite al titular evaluar con tiempo la preparación y presentación de oposiciones, evitando que un tercero consolide derechos que afecten el uso exclusivo de la marca.
Sin embargo, la vigilancia no debe limitarse solo a las solicitudes ante INAPI. Existen numerosos casos en los que marcas idénticas o similares se utilizan directamente en el tráfico comercial, sin haber sido registradas. En estas situaciones, la detección temprana puede permitir una gestión estratégica del conflicto: desde un acercamiento extrajudicial para requerir el cese del uso indebido, hasta la interposición de acciones judiciales por infracción marcaria, competencia desleal u otras acciones legales aplicables.
En un mundo altamente digitalizado, esta necesidad se amplifica. El comercio electrónico, las redes sociales y los marketplaces han generado un escenario en el que la exposición de las marcas es global y continua, lo que aumenta la probabilidad de usos no autorizados. Es por esto que un sistema de vigilancia marcaria efectivo debe incluir monitoreo en entornos digitales, no solo en registros formales. Esto es clave para actuar de manera rápida ante eventuales infracciones que puedan afectar la reputación y posicionamiento de una marca.
La propiedad intelectual debe entenderse como un activo estratégico, con un potencial enorme para agregar valor a los negocios. Marcas sólidas y bien protegidas pueden ser determinantes al momento de captar inversionistas, expandirse a nuevos mercados o diferenciarse en sectores altamente competitivos. Pero esa fortaleza no se construye solo con un registro inicial: se mantiene mediante una gestión activa y preventiva.
En definitiva, registrar una marca es apenas el primer paso. La verdadera protección se logra con una estrategia de vigilancia permanente, capaz de anticipar riesgos y actuar a tiempo. La vigilancia marcaria es una herramienta clave para proteger y potenciar el valor de uno de los activos más importantes de cualquier negocio: su identidad.
Columna escrita por:
Eugenio Gormáz | Socio | egormaz@az.cl